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En la tercera sala, descubrimos una colec-ción de mascaras esplendorosas. Las hay de todas las regiones y de todos los aspectos. Aquí una de Jilotepec que se utiliza para el carnaval, allá una de Oaxaca he-cha de caparazón de tortuga, de Chiapas la que se ponen para la danza de los parachicos, con pasos senci-llos y saltos rítmicos, al compas de una música alegre,para luego continuar con un zapateo de pasos compli-cados. O que tal la mascara de piel con la que bailan la danza de moros y cristianos .

También esta la del aciano o xhita, con ella puesta y látigo en mano se alistaba en corregir a los nuevos in-tegrantes de las danzas.